Bendice, ¡oh alma mía! a Jehová tú Dios,
Y no te olvides de ensalzar su grande amor.
Pues él te perdonó tu mucha iniquidad;
Yal ver tu angustia y contrición, te dio su paz.
Tu vida rescató de la condenación;
Y te corona de favor y bendición.
El quiere enriquecer tu vida espiritual;
En alas de esperanza y fe remontarás.
Un miserable soy, indigno pecador,
Mas por la fe en mi Salvador, mi Padre es Dios.
Su Espíritu obra en mí y no mee dejará;
Al acabar mi vida aquí veré su faz.
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doct012 Dios Encarnado En este folleto explicamos las dos naturalezas de Jesucristo, que es totalmente hombre, y es totalmente Dios. Este requisito para ser Salvador es porque representa Dios como quien da la salvación y el hombre, quien que recibe la salvación. Solamente siendo Dios y hombre, Jesús se puede salvar.
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