1. Tesoro incomparable, Jesús, amigo fiel;
refugio del que huye del adversario cruel.
Sujeta compasivo a Ti mi corazón,
ya que para salvarme sufriste la pasión.
1. Tesoro incomparable, Jesús, amigo fiel;
refugio del que huye del adversario cruel.
Sujeta compasivo a Ti mi corazón,
ya que para salvarme sufriste la pasión.
De Jesús El Nombre Guarda
Letra: Lydia Baxter
Música: William H Doane
Traducción: T.M. Westrup
De Jesús el nombre guarda,
Heredero del afán;
Dulce hará tu copa amarga
Tus afanes cesarán
CORO
Suave luz, manantial
De esperanza, fe y amor;
Sumo bien celestial
Es Jesús el Salvador.
Cuando Estés Cansado y Abatido
Letra: Jeremiah E. Rankin
Música: E. S. Lorenz
1. Cuando estés cansado y abatido,
Dilo a Cristo, Dilo a Cristo,
Si te sientes débil, confundido,
Dilo a Cristo el Señor.
Dilo a Cristo, Dilo a Cristo
Él es tu amigo más fiel;
No hay otro amigo como Cristo,
Dilo tan sólo a Él. Continue reading
¿Cómo puedes pecar sin temor contra Dios
Echando en olvido su amor ?
¿Como puedes vivir rechazando la voz
De Cristo, tu buen Salvador ?
CORO
La vida acabó, la muerte llegó
Y tenemos que ir y la cuenta rendir
Delante del trono de Dios.
Baxter Orientaciones para Odiar el Pecado es un artículo de 20 "orientaciones" o pensamientos porque debemos odiar el pecado y alejarnos de ello.
Extracto: 1. Orientación
Esfuércese tanto por conocer a Dios como para ser conmovido por Sus atributos. Viva siempre delante de Él. Nadie puede conocer el pecado perfectamente porque nadie puede conocer a Dios perfectamente. Usted no puede conocer el pecado más de lo que conoce a Dios, contra quien usted peca; la maldad formal del pecado es relativa, pues es contra la voluntad y los atributos de Dios. El hombre piadoso tiene algún conocimiento de la maldad del pecado, porque él tiene algún conocimiento del Dios que es ofendido por este.
El impío no tiene un conocimiento práctico y prevaleciente de la maldad del pecado, porque él no tiene un conocimiento de Dios. Aquellos que temen a Dios temerán el pecado; aquellos que en sus corazones son irreverentes e impertinentes para con Dios, harán, en sus corazones y en sus vidas, lo mismo para con el pecado; el ateísta, que piensa que Dios no existe, también piensa que no hay pecado contra Él. Nada en el mundo entero nos mostrará de manera tan simple y poderosa la maldad del pecado, tanto como el conocimiento de la grandeza, bondad, sabiduría, santidad, autoridad, justicia, verdad y etc., de Dios. Por tanto, el sentir su presencia hará que también sintamos la maldad del pecado.
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